05 avril 2011

Reflexión.

Para ser la primera, he de decir que es copiada. Pero es que me ha gustado mucho, y creo que explica perfectamente el amor como sentimiento. Se la he oído decir a un señor de piernas ortopédicas hidráulicas en Buenafuente. Un tipo que ha escrito un libro llamado "Si tu me dices ven lo dejo todo... Pero dime ven" El nombre de él no lo sé, lo siento.

La cosa era algo así, no lo recuerdo muy claramente pero la idea principal la tengo. (Me da pereza buscar el nombre, no me va a dar pereza buscar el vídeo en el que sale él directamente contándolo...)

La idea era la representación del amor como un tablero de ajedrez, y los jugadores o amantes como las fichas; alfiles, peones, reyes, caballos...
El tipo decía algo así como que cada uno tiene una forma diferente de amar. Alguien puede ser muy decidido y amar como mueve el alfil, en diagonal y sin pararse ante nada ni nadie. Otros pueden amar como reyes, en todas las direcciones, sin problemas y sin conflictos con ellos mismos. Algunas personas aman como caballos, de un modo extraño y aleatorio, una ruleta rusa de sentimientos en la que de pronto dices sí y de pronto dices no.
Y otros aman como peones. Poquito a poco. Afianzando cada paso. Pueden moverse en varias direcciones, pero nunca más de una casilla por movimiento.

Lo que quiero decir, o lo que quiere decir el caballero con el pensamiento del que me he apropiado, a lo mejor es que, dos peones no pueden estar juntos, porque ninguno de los dos hace locuras por amor. Quizás dos caballos nunca puedan tener una relación, porque su bipolaridad les haría acabar a hosties. O a lo mejor sí. En cuestiones de amor, cada uno ha de encontrar la horma de su zapato, o corazón.

Nacho Vegas – Hablando De Marlén

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