20 juillet 2010

Hacer siempre lo incorrecto es una forma de acertar.

Me gustan las mañanas de verano, en las que de calor no puedo volver a dormirme, porque me gusta salir a la calle, pasear por las avenidas vacías, llegar a las tiendecitas de barrio, comprar cerveza y que nadie me mire mal. Me gusta a veces dejar las luces encendidas, apagarlas otras veces y subir las persianas, que entre el sol y que me ciegue. Me gusta bajar con perra, recorrer el corredor, ver como se aleja, corriendo, sin pensar en nada, mientras yo me siento en ese banco que siempre esta a la sombra. Me gusta la procrastinación. Pero me gusta también necesitar las cosas con ansiedad. Me gusta Nacho Vegas cuando estoy así como tristona, y también cuando necesito identificarme con algo. Me gusta saber como soy, y me gusta que nadie más lo sepa. Me gustan las bebidas que provocan en mi sentimientos encontrados. Me gusta cabrearme conmigo misma. Me gusta la funda de mi móvil y las pegatinas que tiene pegadas. Me gustan los chicos. Me gustan muchos chicos y me gusta solamente un chico. Me gusta la publicidad de Spotify. Me gustan las pelis malas que ponen en Antena3 por las tardes. Me gusta gritar por la calle, cantar, silbar, bailar, correr... Vocear sin tener motivos. Insultar. Abrazar. Abrazar muy fuerte.
Estar contigo y que me hagas sentir tan bien.
Y la fiesta. La party-hardcore. Esa me gusta mucho. Y las gafas grandes, me gustan aún más.

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