Tras largos paseos a la luz de un Sol que calentaba las neuronas de un modo bastante insano, llegue a la conclusión de que no sólo no es posible vivir sin aferrarse a nada, si no que, es imposible ni siquiera imaginar que nada te una a nadie.
También pensé que lo mejor hubiese sido quitarme el jersey, que me habría refrescado el cuerpo y las ideas, pero, no lo hice. Llámalo falta de agallas o exceso de confianza en que dentro de poco llegara el frío.
Ahora, mientras escribo esto y veo a perra dormir plácidamente sobre mi alfombra de ganchillo, pienso que a lo mejor debería cambiar. No mucho. Sólo pequeñas cosas. Un poco por aquí, un poco por allá... Nada importante.
Quizás empiece por crear una lista en Spotify para días como este. Lo más seguro es que se llame, "Para días como este". Que lo mismo te sirva para una motivación, que para una desesperación, que para una tristeza.
Una lista polivalente y equilibrada.
Quizás debería aprender de mi futura lista de reproducción.
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