Hoy como me he quedado en casa, me ha dado tiempo a pensar. Nada trascendental, (que estoy enferma y mi objetivo es mejorar). He pensado sobre las noticias.
He visto el Matinal de Cuatro, el Telediario de la mañana de Telecinco, Espejo Público, Las Mañanas de Cuatro, el Telediario del mediodía de Antena 3 y Sálvame.
Lo que he sacado en claro es que; las mujeres que han sido maltratadas durante todo su matrimonio, tienen "derecho" a matar a sus maridos maltratadores, que algunos canis son unos hijos de puta que humillan deficientes mentales, que Rosa Diez es más odiada que Zapatero, que el cambio de ministros, según la señora de Cospedal es mejor para el gobierno actual, o sea, peor para su partido, que la SGAE hace "cosas nazis" con el canon, que el macroprostíbulo de la Jonquera es una puta pasada, pero que su dueño es un proxeneta de mucho cuidado, que de nada me va a servir estudiar una carrera, porque las estadísticas muestran que los recién salidos de la FP encuentran trabajo, como mucho, a los tres meses de búsqueda, mientras que los titulados universitarios tardan más. Muchísimo más.
Después de las noticias y de una pequeña siesta, he visto Sálvame. He visto bailar a Lydia Lozano el baile chuminero tres veces en media hora. He visto a la Trapote lanzar mierda contra la Esteban, a la Esteban contestar y a Jorge Javier, como siempre, interesadísimo en la conversación (ni de coña). He visto dar exclusivazas y he visto como los propios compañeros tachaban de mentirosa a la que las daba.
Pero, también he visto que el público se lo pasaba en grande y que una gran mayoría de personas que están en casa a esas horas ven Sálvame. Lo que me lleva a pensar que es un poco como, la vía de escape del país.
No queremos pensar, no queremos darnos mal ni sentirnos mal pensando que todo va mal. Queremos algo para evadirnos. Queremos reírnos de cosas banales y burdas. Queremos escuchar las mismas opiniones que nosotros mismos vertimos sobre las noticias (antes mencionadas) en la televisión. Lo que queremos no es escuchar que el cambio de gobierno nos va a venir bien. Lo que parece ser que queremos, es que Belén Esteban nos diga que ella es super colega de la andaluza que ha entrado en el gobierno, y que nos asegure que vamos a estar en buenas manos con ella.
A mí personalmente, me gusta ver Sálvame. No por el hecho de cotillear, ni de poder mantener luego una conversación de más de cuatro minutos con mi abuela. No. Me gusta Sálvame porque es un programa que ha existido siempre. Me explico; en todos los pueblos, barrios, corrillos... Siempre se han hablado de los cotilleos de la gente, ajena y cercana, sólo que ahora en vez de hacerlo en privado con tus amigas, sacándote las sillas a la calle o yendo a tomar un café, han patentado la idea y cobran un pastizal por hacer lo mismo que hemos hecho todos millones de veces.
¿El secreto del éxito? Fácil. Colaboradores que cuentan las cosas no como si las contaran a un público, si no como si se las contaran a su propia madre antes de acostarse. Ese es el secreto. Simplicidad. Temas de los que todo el mundo que viva en sociedad pueda conocer, aunque sea solo de oídas. Y sobre todo, Belén Esteban.
A mi esta mujer me fascina. No ha hecho nada en su vida, lo sé, pero se ha trabajado bien el papel, y ahora vive de comentar penurias ajenas, dejando sus propias penas para cuando la llevan al Deluxe de invitada, previo pago de la millonada correspondiente.
Y creo firmemente que, en caso de necesidad, si cualquiera de nosotros hubiese tenido ocasión de ganar tanto dinero por contar algo de su propia vida, lo habría hecho. Yo la primera.
En resumen; las noticias son aburridas, por muy modernos que pongan los platós de los telediarios, y Sálvame es entretenido (no digo con esto que sea bueno, pero yo, me quito el sombrero ante el que tuviera la idea).
1 commentaire:
Tengo que comentarte porque lo considero mi deber.
Después de esa reflexion deberias dejar de ver Salvame.
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