El hecho no es que este enferma, el hecho es que me siento enferma.
No implica necesariamente la obligación de tomarme la temperatura.
Ni que el dolor físico me impida realizar mis acrividades cotidianas.
Es más espiritual. Más del interior.
Algo que, aunque intente, no puedo describir con palabras.
...
Solo puedo escupir expresiones sin sentido,
que acaben embotando mi mente y llenándome de paranoia.
No puedo más con este dolor.
Necesito sanar mi mente para encontrar una cura.
Pero nada de eso parece funcionar.
Me sentare ante el tribunal que deba juzgarme,
acatare con impotencia la pena que me impongan,
saldré a la calle llena de temores, para volver llena de victorias
Me olvidaré del pasado y empezaré un nuevo presente.
...
Puede que esa sea la cura,
una inyección de olvido directamente en vena.
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